Cuando lo seguro deja de serlo: por qué suben los rendimientos de los bonos en EE. UU. y Japón

Publicado el 16.06.2025
Los rendimientos de los bonos gubernamentales a largo plazo han subido a niveles no vistos en más de 15 años, sacudiendo las suposiciones sobre lo que se considera “seguro” en el sistema financiero global. En EE. UU., el rendimiento del bono del Tesoro a 30 años alcanzó el 5 %, y el de 10 años subió al 4.5 %, niveles que no se veían desde antes de la crisis financiera de 2008. Al otro lado del Pacífico, los rendimientos de los bonos japoneses a 10 años aumentaron hasta el 1.575 %, mientras que los de 30 y 40 años superaron el 2.8 %, lo que encendió las alarmas en un mercado conocido por su estabilidad.
Entonces, ¿qué está pasando? ¿Y por qué los bonos, los instrumentos en los que los inversores confían para protegerse, ahora lanzan señales de advertencia?
Por qué están aumentando los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE. UU.
Los rendimientos de los bonos del Tesoro de EE. UU. (el retorno que exigen los inversores por prestar dinero al gobierno) han aumentado considerablemente, impulsados por la volatilidad política en EE. UU. y las dudas sobre la credibilidad a largo plazo de su política económica.
Calificación de Moody’s
El 16 de mayo, en medio de la preocupación por el creciente endeudamiento del país y el aumento de los costos por intereses, Moody’s cambió su perspectiva sobre la calificación crediticia del gobierno estadounidense de estable a negativa, una advertencia de que una futura rebaja es ahora aún más probable.
Aunque Moody’s mantuvo la calificación AAA, que indica que el gobierno de EE. UU. representa un riesgo extremadamente bajo, el mensaje fue claro:
- el déficit federal creciente, que se proyecta superará los 1.8 billones de dólares este año, y
- la deuda nacional, que ya supera los 34 billones de dólares,
están minando la confianza de los inversores.
Incertidumbre política
El riesgo político avivó aún más las tensiones el 23 de mayo, cuando el expresidente Donald Trump propuso un arancel del 50 % sobre las importaciones provenientes de la Unión Europea —una medida que fue retirada el 25 de mayo, pero no antes de provocar temor en los mercados al intensificar el miedo a una inflación importada (cuando suben los precios de los bienes importados, lo cual empuja al alza los precios internos).
Todo esto ocurrió en medio del estancamiento persistente en el Congreso por el techo de la deuda y la incertidumbre sobre la renovación de la política fiscal que data de 2017, lo cual contribuyó a profundizar la preocupación sobre el rumbo fiscal de EE. UU.
El resultado: una curva de rendimientos más empinada entre los bonos a corto y largo plazo, ya que los rendimientos a largo plazo se dispararon. Este cambio sugiere que los inversores comienzan a cuestionar la trayectoria económica y fiscal a largo plazo de EE. UU.
La reputación de los bonos del Tesoro de EE. UU.
Tradicionalmente, los bonos del Tesoro de EE. UU. se han considerado entre los activos más seguros del mundo, respaldados por:
- la plena fe y el crédito del gobierno estadounidense (su reputación de larga data por cumplir siempre con sus obligaciones),
- alta liquidez, y
- su estatus como referencia global para rendimientos libres de riesgo.
Pero ahora, los inversores están exigiendo una mayor compensación por mantener estos bonos, lo que indica un cambio en la percepción incluso de los activos más consolidados.
Sumando a la inquietud, el dólar estadounidense se ha debilitado frente a otras divisas principales un 10.8 % entre mediados de enero y el 21 de abril de 2025, según el índice DXY, lo que representa otro indicio de que la confianza en el liderazgo financiero de EE. UU. podría estar disminuyendo.
Por qué están aumentando los rendimientos de los bonos japoneses
El mercado de bonos de Japón —durante mucho tiempo uno de los más estables del mundo— también muestra señales de tensión.
Tasas de interés
Durante décadas, Japón mantuvo tasas de interés ultra bajas desde la década de 1990, adoptando una política de tasa cero en 1999 e implementando una tasa de interés negativa en 2016 para combatir la deflación y estimular el crecimiento. El resultado fue un mercado de bonos conocido por su previsibilidad y calma. Pero eso está cambiando.
La inflación finalmente está ganando tracción en Japón, alcanzando el 3.5 %, frente al 3.2 % en marzo y el 3.0 % en febrero. Los mercados ahora anticipan que el Banco de Japón podría verse obligado a cambiar de rumbo, ya sea:
- subiendo las tasas en 25 puntos básicos hasta el 0.75 %, o
- endureciendo su postura ultra flexible, actualmente fijada en 0.5 % desde -0.1 %
Esto ha provocado una venta masiva de bonos del gobierno japonés (JGBs) a largo plazo, lo que ha llevado los rendimientos a máximos no vistos en décadas. En concreto, el rendimiento del bono a 10 años subió al 1.575 %, mientras que los rendimientos a 30 y 40 años se dispararon al 2.495 % y 2.845 % respectivamente —niveles no vistos desde 2008.
Subasta de bonos del gobierno
La situación empeoró cuando una subasta de bonos gubernamentales registró una demanda inusualmente baja, con la relación oferta/demanda cayendo a 2.21, desde 2.92 en marzo, el nivel más bajo desde julio de 2024, lo que debilitó aún más la confianza. Una posible reducción en la emisión de bonos ayudó posteriormente a enfriar ligeramente los rendimientos, pero el cambio de fondo persiste.
La reputación de los bonos japoneses
Tradicionalmente, los bonos japoneses se consideraban un refugio seguro y sólido, especialmente durante recesiones globales. Su previsibilidad y la política de tasas consistentemente bajas del Banco de Japón los convirtieron en un activo defensivo para los inversores internacionales. Esa percepción ahora está en riesgo.
Conclusión: Una llamada de atención global sobre los “activos seguros”
Los movimientos del mercado de bonos esta semana reflejan algo más que una volatilidad temporal: señalan un cambio más profundo en cómo los mercados definen y valoran el riesgo. Los bonos gubernamentales de EE. UU. y Japón, antes considerados pilares de la inversión segura, ahora se comportan más como activos de riesgo.
Esto es una llamada de atención: la seguridad en los mercados financieros ya no puede darse por sentada. Para los inversores, significa replantearse sus suposiciones y hacerse preguntas difíciles.
¿Pueden seguir considerándose seguros estos activos? ¿O estamos entrando en una nueva era en la que incluso los refugios más tradicionales deben volver a ganarse ese estatus?